Toc, toc. Estoy llamando a tu puerta.
- Eva Aznar
- 11 ago 2021
- 4 Min. de lectura
Actualizado: 28 abr 2022
Además de una onomatopeya, TOC también significa Trastorno Obsesivo Compulsivo, y al contrario que cuando alguien llama a la puerta, entra en tu vida sin preguntar.
Suena fuerte, las palabras obsesivo y compulsivo son muy agresivas, no es fácil aceptar que están entre tus cualidades, mola mucho más ser alegre, empático, generoso... Aunque creo que no son enemigas las unas de las otras, puedes tener un TOC y ser todo eso. Por ello, la mayoría de las veces, pasa inadvertido para tu alrededor.
Primero porque pones todo tu esfuerzo en que nadie lo note, y la mayoría de las veces, así es. Tienes dos preocupaciones simultáneas, cumplir el toc y que no lo vea la gente. Además, mientras lo cumplas, no pasa nada, puedes seguir siendo feliz. Y ese es el problema, que entras en una vorágine que nunca se acaba... si lo cumples eres feliz, si no algo gravísimo va a suceder. Si cumples feliz, si no, no. Es fácil.
Así que te atrapa, ¿quién no quiere ser feliz?, ¿quién no quiere estar libre de preocupaciones? Resulta que esta en tu mano que tu madre no tenga un accidente de coche, que vayas a salir ileso de una operación, o que el pronóstico de un amigo vaya a ir bien. Fijaos, todo esto, depende de ti. ¿cómo no vas a tocar cinco veces el interruptor de la luz antes de apagarla? A mi tocar cinco veces el interruptor me supone segundos y estoy evitando un drama.
¡Menuda carga! Pues esto es así, yo lo he vivido.
Creo que puedo hablar en pasado porque estoy desenganchada, y utilizo este término porque puede ser tan adictivo como cualquier droga.
Los primeros TOC que recuerdo fueron de muy pequeña, mis padres me dejaban en casa de una amiga y lo pasaba fatal. Me daba miedo no volverles a ver más. Así que comencé un juego, si tocaba cinco veces la quinta baldosa del pasillo iban a volver. Y entonces, ya podía disfrutar de las muñecas tranquila. Al principio, con que lo hiciera una vez era suficiente, pero con el paso del tiempo ya no solo era la baldosa, también tenía que tocar cinco veces el teléfono y otras cinco el mango de la puerta. Lo que se me metía entre ceja y ceja. Eso sí, siempre el motivo era el mismo, que ellos volvieran.
Y entonces llegaron más, no pisar la línea blanca del paso de cebra, lavarme las manos cada vez que tocaba un objeto, volver a un número de página determinado cuando leía, determinado número de veces... una locura cerebral. Tu mente no descansa, estas lleno de responsabilidades.
Al principio no quieres que nadie lo sepa, pero la gente que te quiere termina por notarlo. Ya has dicho demasiadas veces que había una mancha en un punto concreto del mantel, menuda coincidencia que siempre sea el mismo. Durante años mantuve en "secreto" que con mis superpoderes conseguía que la vida estuviera en orden. Pero un día no pude más, era yo o el resto del mundo.
Entonces, empecé a preguntar a gente cercana que ocurría si dejaba de cumplir los TOC. Es un poco raro que alguien te diga, ¿crees que si toco esa silla voy a evitar un desastre? Y descubrí que no era a la única que le pasaba. Más gente poseía mi don, no era especial.
Había otros a los que no le sucedía, quedaba un halo de esperanza... Pero entonces, ¿pueden ser felices sin tocar esa farola? ¿por qué yo no? Y les preguntaba directamente: ¿crees que si no la toco va a pasar algo? Obviamente la respuesta siempre era no.
Ahora lo creo a ciencia cierta, pero durante mucho tiempo dudé que fuera verdad. Y dudar fue lo que me salvo de este pensamiento. Vamos a probar. Comencé a retarme a mi misma no haciendo lo que mi mente me pedía. Y al principio tuve miedo. ¿Y si sucede algo malo? No podía ser tan egoísta, así que terminaba por hacerlo. Y si no conseguía cumplir el reto tal y como me lo había imaginado lo amoldaba a la situación. Si tocas diez veces la farola siguiente quedan suprimidas las cinco de la anterior que no has tocado. Qué jaleo.
Un día deje de hacerlo radical. ¡A la mierda y que pase lo que tenga que pasar! La cosa es que no paso nada. Y lejos de deprimirme por no tener superpoderes, me quite un peso grandísimo de encima. No es fácil ser superman.
Y hasta hoy, que he decidido escribir estas líneas para visibilizar un trastorno que he ocultado durante años y del que poco se habla. Conozco a gente que sigue sufriéndolo con 40, y lo hace a solas.
Seguramente para esa gente van dirigidas estas líneas. Por eso en ningún momento he querido dar una definición exacta de lo que estaba hablando. Es fácil sentirte identificado con este estado cuando lo has vivido.
De todas formas no es algo que haya inventado yo, tiene nombre y apellidos e incluso una definición en la RAE, "Dicho de una persona: Que tiene ideas y hábitos que considera absurdos, pero que la dominan contra su voluntad y dificultan el desarrollo de su actividad normal". Es una frase corta, concretamente 27 palabras agrupan una angustia que puedes llegar a sufrir durante décadas. La solución es aun más escueta, no tenerle miedo al miedo. Aunque cueste creérselo.
A día de hoy, creo que puedo decir que estoy curada. Ha llegado un punto en que los TOC siguen llamando a mi puerta, y como ya se detectarlos, les cierro directamente en las narices, y con fuerza. No entiendo en qué momento empecé a creerme que podía ser superwoman.
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